Cómo limpiar el teclado del PC sin desarmarlo

El teclado es uno de los componentes vitales para el ingreso de información a la computadora. Es también el que permite su configuración y control desde el exterior del gabinete o CPU, por lo que está permanentemente expuesto a la suciedad del ambiente y de nuestros propios dedos.

El mantenimiento del teclado

Por ello es indispensable darle el mantenimiento adecuado, no solo en su parte de software (actualización de controladores) sino también en su constitución física, es decir, limpieza de teclas o eliminación de partículas de polvo, entre otras cosas. Todo esto sin tener que desarmarlo.

Evitar el atascamiento de teclas

Con esta sencilla tarea se pueden evitar los problemas de atascamiento de teclas y fallas más severas como la aparición de caracteres que se escriben por sí solos. Pese a que hay diferentes tipos de teclado: teclado integrado de laptop, teclados externos tradicionales y teclados inalámbricos, su limpieza y mantenimiento físico son bastante similares. Aquí te mostramos las principales técnicas de limpieza de un teclado de computadora.

Cómo limpiar el teclado de tu computadora

Si el teclado es con cable o inalámbrico, intenta darle vuelta para que por efecto de la gravedad se caiga a la mesa de trabajo una parte del material extraño alojado en su carcasa. 

Enseguida, utiliza una aspiradora portátil, de preferencia las que conectan por cable USB a la computadora, para extraer partículas residuales.

Otro paso importante es utilizar latas de aire comprimido que se consiguen fácilmente en las tiendas de artefactos electrónicos. Ajusta la boquilla en la lata y sopla al interior del teclado, apuntando especialmente a los espacios entre teclas para expulsar la mayor cantidad posible de suciedad.

Finalmente, utiliza un paño de limpieza o un paño de microfibra para quitar la suciedad de las teclas y el armazón del teclado. Y si notas que hay suciedad en los espacios entre teclas, utiliza un hisopo de algodón remojado ligeramente en agua o alcohol isopropílico.

Imagen de Martine Auvray en Pixabay

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