Alan Turing fue un insigne matemático y criptógrafo británico que dejó un gran legado que perdura hasta nuestros días. Sus aportaciones intelectuales sentaron las bases de la informática tal y como la conocemos en la actualidad. De hecho, es considerado como uno de los padres de esta ciencia, que hace posible interactuar con las computadoras y yendo más allá, nos da la posibilidad de hablar con asistentes virtuales como Siri o Alexa.
Nació en 1912, pocos años antes de la publicación de la teoría general de la relatividad, la cual llegó a comprender en sus años de estudiante en la Universidad de Cambridge. Resaltan sus notas y ensayos de la época sobre estas obras. Sin embargo, se inclinó más a la investigación de las fundamentaciones de las teorías matemáticas que eran motivo de debate en esa época y que dieron lugar a la aparición del Teorema de Gödel, una obra maestra del siglo 20.
Es así que en 1936 presentó un artículo científico en el que desarrolla la noción de la «máquina de Turing«, un concepto teórico que representa un sistema mecánico capaz de ejecutar una secuencia de instrucciones programadas de acuerdo a la naturaleza de la tarea propuesta, habitualmente una entrada de datos numéricos o alfanuméricos. Con este concepto, Turing inventó básicamente la noción de un algoritmo informático décadas antes de la creación de las primeras computadoras digitales.
Pero las contribuciones de Turing no se limitan a la teoría de cálculo computacional. Turing también trabajó en secreto durante la Segunda Guerra Mundial para el gobierno británico. Su labor era descifrar códigos nazis en el laboratorio Bletchley Park. En ese período desarrolló técnicas como la «bomba» electromecánica, que permitieron a los Aliados descifrar los cifrados de la máquina Enigma utilizada por los nazis. Se estima que su trabajo acortó la guerra por lo menos 2 años y salvó cerca de 14 millones de vidas.
Terminada la guerra, Turing continuó investigando las ciencias computacionales. Profundizó sus estudios en electrónica y trabajó en la Universidad de Manchester en el desarrollo de las primeras computadoras. En 1948, Turing ya hablaba sobre construir máquinas que imiten el funcionamiento del cerebro y es considerado un pionero en este campo. En 1950, publica el artículo Computing Machinery and Intelligence en el que se presenta el famoso Test de Turing, una prueba con la que intentaba comprobar si una máquina podía pensar como un humano.
Cómo murió Alan Turing
Lamentablemente, la vida de Turing tuvo un final trágico. En 1952 fue condenado por homosexualidad, ilegal entonces en Reino Unido. Para evitar la cárcel aceptó someterse a una terapia a base de estrógenos que intentaba “poner remedio” a su orientación sexual. Este tratamiento le produjo impotencia y otros efectos secundarios como la ginecomastia. En 1954, a los 41 años, Turing falleció tras comer una manzana envenenada. Según su certificado de necropsia fue suicidio.